CERVEZAS PARA TODOS LOS GUSTOS

AUTOR: Alfredo Peris
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 318

Servida bien fresquita y con su punto justo de espuma, es perfecta para tomar en cualquier momento.

Bebida fermentada de baja graduación, la cerveza suele elaborarse con agua, cebada malteada y lúpulo, aunque algunas veces también se realiza con trigo, maíz o arroz. La malta se obtiene por la germinación de los granos de cebada, que finalmente se tuestan para su secado, y ello influirá en el color y sabor final de la cerveza. El característico sabor amargo de la cerveza lo aportan las flores femeninas de lúpulo, una planta que antiguamente se empleaba para higienizar y conservar esta bebida. 

Entre las variedades más clásicas se distinguen dos grandes familias: las lager, y las ale. Ambas pueden tener colores abiertos o más oscuros, ser más o menos afrutadas, dulzonas o amargas, y más o menos ácidas. Las tipo lager son las más suaves, delicadas y populares, sobre todo el estilo pilsen, pilsener o pils, cuyo nombre proviene de la ciudad de Plzen, en Bohemia, donde se elaboró por primera vez una cerveza dorada y transparente.

En cambio, las ale son las cervezas con más cuerpo y sabor, como las trapenses, que realizan una segunda fermentación en botella, las abadía, las lambic envejecidas en cubas de madera, las stout como la Guinness, las porten que se sirve a temperatura ambiente, o las bock con más de 6º de alcohol, entre otras. 

 

Comer con cerveza

La cerveza es una excelente bebida refrescante, por lo que es ideal para el aperitivo, pero según su tipología, se adapta también muy bien a platos donde predominan los sabores amargos, ácidos, ahumados, acéticos o vinagretas, cítricos y dulces. Así, por ejemplo, las cervezas lager o pilsen ligeras casan muy bien en aperitivos suaves y salados, quesos poco curados y diversos platos de pasta, así como con mariscos a la plancha. En cambio, para los percebes se requiere una lager más fuerte y cuando el marisco está cocinado con salsa se puede recurrir a una lager de cuerpo medio. Por otro lado, las ale más ligeras se complementan bien a la langosta y las nécoras, las carnes de ternera a la parrilla, las aves asadas, embutidos suaves, etc., mientras que las ale medias o rojas funcionan de maravilla con las paellas secas y las carnes de cerdo asadas. Las tipo trapense o abadía armonizan muy bien con quesos fuertes, curados, picantes y azules, escabeches y encurtidos, embutidos con especies y aves estofadas. Y las tipo bock, algo dulzonas, son ideales con los patés de campaña, mientras que las cervezas de trigo van muy bien con los frutos secos. También las trapenses, abadías y bocks, son ideales para la cocina oriental.

Temperatura

La cerveza lager o rubia debe servirse entre 6º y 8º grados, mientras un tipo ale, más oscura y concentrada, entre 8º a 10º grados. Hay que tener en cuenta que, cuanto más fría esté la cerveza menos espuma desarrollará y será menos aromática y sabrosa.

El mejor servicio

Generalmente, todas las cervezas se vierten con el vaso recto, con decisión y echando el líquido en el centro de la base hasta que se forme una buena espuma; cuanto más abundante es la espuma, entre 2 a 3 cm, más aromática será la cerveza y más tiempo conservará su aroma. La copa o el vaso no deben estar congelados porque dificulta la formación de espuma y merma su aroma.