Nativa de la India y de sabor suave con un ligero toque amargo, la berenjena es una verdura muy versátil que combina bien con todo tipo de alimentos.

Compra: Hay que fijarse en su piel, que debe ser lisa y consistente; esto garantizará que su interior sea esponjoso.

Conservación: La mejor forma es mantenerla refrigerada, manipularla con cuidado y, a poder ser, dejarla separada del resto de verduras.

En la cocina: Versátil y deliciosa, la berenjena combina muy bien con numerosos alimentos. Se puede preparar guisada, rellena, al horno, rebozada, frita, a la brasa, a la parrilla, sofrita, hervida, al vapor, gratinada... Eso sí, siempre cocinada. La berenjena debe salarse antes de la cocción para que elimine sus jugos amargos y su pulpa absorba menos aceite al cocinarla. Lo ideal es dejarla reposar unos 30 minutos y luego enjuagarla y secarla con papel absorbente de cocina. Como tiene una pulpa muy porosa, se recomienda evitar las preparaciones en fritura, ya que absorbe una parte importante del aceite utilizado.

Propiedades nutricionales: Es fuente de potasio y un potente antioxidante por su alto contenido en flavonoides, que a su vez es responsable de su sabor amargo y de los pigmentos que le confieren el color morado. Fácil de digerir, la berenjena es ideal para el control de peso por su bajo aporte calórico. También estimula la función del hígado y la vesícula biliar y ayuda a combatir el colesterol mediante una modulación de su metabolismo y una mayor excreción.