MANZANA

AUTOR: Montse Barrachina

La manzana es una auténtica joya. En el mercado podemos encontrar variedades para todos los gustos, nos aporta grandes beneficios para la salud y, además, resulta muy versátil, ya que la podemos comer tanto en crudo como utilizarla para preparar todo tipo de recetas.

Si hay una fruta que destaca en el mercado por la gran variedad de colores y sabores que nos ofrece esta es, sin duda, la manzana. Verde, roja, amarilla o bicolor, de pulpa dura o blanda, de sabor dulce o ácido… La manzana suele gustar a todo el mundo, es ideal tanto para los mayores como para los más pequeños de la casa y, además, es muy versátil.

En crudo, resulta perfecta para comer como fruta de mesa, de postre o para picar entre horas cuando nos apetezca un tentempié saludable. Además, la podemos incluir en todo tipo de recetas, tanto saladas como dulces (ensaladas, sopas frías, como ingrediente para dar un toque diferente a los platos de carne o de pescado, para hacer pasteles…).

 

Una gran aliada de la salud

En lo que respecta a su composición nutricional, destaca sobre todo por su riqueza en agua. Por este motivo, resulta refrescante y nos ayuda a hidratarnos cuando el calor aprieta. Además, por su contenido en potasio, presenta un efecto diurético que puede resultar muy interesante para las personas que sufren problemas de salud que empeoran con la retención de líquidos, como por ejemplo la hipertensión arterial.

Otra de las características destacadas de la manzana es su contenido en fibra y su capacidad para contribuir a regular el tránsito intestinal. En este sentido, conviene recordar que esta fruta presenta una doble particularidad: puede actuar como alimento laxante (si la comemos cruda y con piel) o astringente (en este caso, conviene consumirla pelada y rallada, para favorecer el proceso de oxidación y la formación de taninos, sustancias con propiedades antiinflamatorias y astringentes).

Además, las manzanas son ricas en polifenoles, compuestos con una gran capacidad antioxidante y antiinflamatoria. Para aprovechar sus ventajas, conviene consumirlas con piel.

 

Consejos de compra y conservación

A la hora de comprar manzanas, debemos descartar siempre las que presenten marcas de golpes, arrugas o las que estén demasiado blandas. Para saber si se encuentran en el punto óptimo de maduración, un buen truco es apretarlas ligeramente con la mano: si notamos que al tacto su carne es firme y la piel se arruga solo de forma muy leve, significa que están en el momento perfecto para su consumo.

Al llegar a casa, si las dejamos a temperatura ambiente se conservan en buen estado diversos días. Conviene tener en cuenta que las manzanas desprenden un gas (etileno) que puede acelerar el proceso de maduración de otras frutas. Por eso, no conviene guardarlas apiladas con otras piezas de fruta, a menos que nos interese que maduren rápidamente.