SANDÍA

AUTOR: Revista Sabor

Existen más de cincuenta variedades de sandía. Esta fruta, originaria del África tropical, es rápida de preparar y muy recomendable para los más pequeños y para personas con dificultades para masticar gracias a su textura suave y su pulpa jugosa.

Compra: Antes de adquirirla, es conveniente darle unos golpes con los dedos o las palmas de las manos. Si suena a “hueco”, seguro que estará madura y deliciosa.

Conservación: Gracias a su gruesa corteza, puede aguantar en buenas condiciones durante bastantes días a temperatura ambiente. Se conserva en perfecto estado durante dos semanas si se mantiene a unos 15 °C, y hasta tres semanas a 7-10 °C. No debe mantenerse a temperaturas inferiores a estas porque es muy sensible al frío.

En la cocina: Además de un excelente postre, la sandía se puede tomar en ensaladas y sopas frías o usarse para preparar salsas. Debido a su potente sabor refrescante, también se utiliza para preparar deliciosos sorbetes, helados y zumos acompañados de jugo de naranja o leche.

Propiedades nutricionales: Refrescante, desintoxicante e hidratante (dos tajadas equivalen a un vaso de agua), la sandía es un alimento fácil de digerir, aunque algo indigesto para ciertas personas después de las comidas debido a que su alto aporte de agua diluye los jugos gástricos y retrasa la digestión dando sensación de hinchazón. Es diurética, por lo que está indicada para personas que sufren cálculos renales, ácido úrico e hipertensión arterial, y también tiene un alto contenido en potasio, mineral muy importante en la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular. Además, es interesante saber que el color rojo de su pulpa indica que contiene licopeno, una sustancia que, por su actividad antioxidante, actúa contra los radicales libres, sustancias nocivas para el organismo.