UVAS

AUTOR: Revista Sabor

Esta fruta pequeña y dulce que se obtiene de la vid nace en racimos que pueden llegar a tener hasta 300 granos según la variedad de la que se trate. Las uvas pueden ser negras, doradas, amarillas, rosadas, marrones, púrpuras o blancas. Estas últimas en realidad son uvas rojas que han mutado genéticamente y que carecen de antocianos, los responsables de su pigmentación.

Compra: Es importante seleccionar los racimos completos y abundantes. Hay que fijarse en las uvas y escoger las que estén más firmes y se sostengan mejor en el tallo. Si las uvas están arrugadas, tienen manchas o están demasiado verdes (dejan de madurar una vez extraídas de la vid), mejor no comprarlas.

Conservación: Si las compras en su punto justo de madurez, una vez en casa las uvas se conservan bien bastantes días (en el frigorífico hasta 15 días en buenas condiciones). Para que tengan todo su sabor y aroma, conviene sacarlas de la nevera una hora antes de ser consumidas.

En la cocina: Las uvas están deliciosas si las comemos frescas. Son muy socorridas para elaborar postres, como ingrediente en macedonias, tartas, batidos, zumos… También las podemos utilizar para dar un toque diferente a nuestras ensaladas o para preparar todo tipo de recetas de carne o pescado.

Propiedades nutricionales: Contienen agua en un 80 % y azúcares (glucosa y fructosa) en un 14-25 % dependiendo de su grado de maduración. Estos azúcares se suelen absorber rápidamente, proporcionando energía inmediatamente a quien los consume. Sin embargo, precisamente por la cantidad de azúcar que contiene, su consumo no es muy recomendado en el caso de las personas diabéticas. A pesar de esto, tanto su piel como su carne y sus pepitas cuentan con muchas propiedades beneficiosas para el organismo. Concretamente en su piel se hallan las flavonas, que son sustancias antioxidantes que ayudan a proteger los vasos sanguíneos, previenen la arteriosclerosis y estimulan el sistema inmunitario. Las uvas también son ricas en potasio, magnesio y calcio.