RECUPERA LA DIETA MEDITERRÁNEA

AUTOR: Revista Sabor
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 318

Te ayudamos a recuperar este modelo de vida sano y equilibrado, que nos aporta múltiples beneficios para nuestra salud.

En un momento en el que parece que cada vez nos alimentamos peor y que los casos de obesidad y sobrepeso están aumentando de forma alarmante en nuestro país, es muy importante volver a nuestras raíces gastronómicas y recuperar, para no dejarla nunca más, nuestra admirada dieta mediterránea.

Avalada por toda la comunidad científica y declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en el año 2010, la dieta mediterránea no es solo una pauta nutricional, es un modelo de vida sano y equilibrado. Una valiosa pauta de comportamiento, que ha pasado de generación en generación, en la que se combina el uso de alimentos de la agricultura de la cuenca mediterránea, poco procesados, con una forma de cocinarlos sencilla y saludable. Sin olvidar, evidentemente, la práctica diaria de un ejercicio físico moderado.

En líneas generales, los pilares básicos de la dieta mediterránea son los alimentos de origen vegetal, como los cereales (principalmente el trigo), las verduras, las hortalizas, las legumbres, las frutas, los frutos secos, el aceite de oliva y el vino. Si, a la hora de planificar la dieta diaria, damos preferencia a estos productos mediterráneos e incorporamos de forma racional el resto, seguro que nuestra alimentación será más equilibrada.

Las bases de la dieta mediterránea

El pan, la pasta y el arroz

Todos ellos procedentes de los cereales, deben formar parte de la alimentación diaria ya que aportan al organismo una parte importante de energía necesaria para nuestras actividades diarias. Si puede ser, es preferible decantarse en sus versiones integrales ya que nos aportan más nutrientes y fibra.

La vid

Es uno de los cultivos más tradicionales en la cuenca mediterránea y, por tanto, la bebida obtenida de su fruto, el vino, siempre ha sido un acompañante clásico en las comidas de los países mediterráneos. Si se consume de forma moderada y durante las comidas, puede ser beneficioso para la salud.

Aceite de oliva

Es la fuente principal de grasa en la cocina mediterránea.
Es un alimento rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados que le confieren propiedades cardioprotectoras. 

Verduras, hortalizas y frutas

Son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta y nos aportan, además, una gran cantidad de agua. Gracias a su elevado contenido en sustancias antioxidantes y fibra, pueden contribuir a prevenir algunas enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.