ANDORRA
AUTOR: Esther Escolán
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 347
Enclave único rodeado de naturaleza, Andorra es un país en el que poder esquiar, ir de compras, relajarse en sus numerosos circuitos termales o disfrutar de su exquisita gastronomía. ¡Descúbrelo!
Situada en el corazón de los Pirineos orientales y lindando con Catalunya (España) al sur y con el departamento de l’Ariège (Francia) al norte, Andorra es un país que apenas ocupa 468 km2 y cuya superficie solo está urbanizada en un 8 %. El 92 % restante es terreno forestal, de ahí que sea un lugar de peregrinación obligatorio para los amantes de la naturaleza.
Con algo más de 76.000 habitantes según el último censo del país (2018), la diversidad de nacionalidades allí congregadas hace que, además del catalán, su idioma oficial, en sus calles se escuchen de manera habitual otros como el castellano, el francés y el portugués. A este abanico de idiomas también contribuye que la economía del país se sustente en el comercio
y el turismo en un 60 %.
En Andorra la jornada puede empezar perfectamente haciendo senderismo en Grandvalira o Vallnord, donde en invierno puede esquiarse, o combinando naturaleza y atracciones en Naturlandia o el Mon(t) Magic Family Park, un plan ideal sobre todo con niños. Por la tarde puede optarse por recorrer las mil y una tiendas de la Avenida Meritxell, que cruza Andorra La Vella de oeste a este, o bien relajarse en las aguas de Caldea.
Influencia franco-española
La gastronomía andorrana está íntimamente ligada al territorio. En cada plato hay una representación de la montaña, con sabrosas carnes, embutidos o verduras de temporada; o del río, con pescados tan deliciosos y versátiles como la trucha y el bacalao. La influencia de sus regiones vecinas se nota en elaboraciones como la sopa andorrana, muy similar a la escudella catalana, un plato a base de verduras de temporada y carne de cerdo que suele servirse en invierno y en actos populares y al que durante las fiestas navideñas se añaden los galets. También tienen similitudes en los entrantes como el trinxat de la montaña, un plato típico pirenaico a base de col, patata, ajos y tocino, o los canelones a la andorrana, una variante de los catalanes en la que se utiliza carne de cordero, cerdo y gallina.
En lo que se refiere a verduras de temporada, una de las más famosas de Andorra es la achicoria amarga, también conocida como diente de león, que se recoge directamente de la montaña en los meses de primavera. ¡Condimentada con tocino y frutos secos está para chuparse los dedos! Por su parte, setas como los boletus, níscalos, negrillas, murgas o senderuelas son el ingrediente estrella de cremas, arroces y salsas, además de la guarnición para todo tipo de carnes.
Carnes, pescados y… ¡caracoles!
Cuando arranca el año y se celebra la matanza del cerdo, se elaboran embutidos típicos del país como la bringuera, la donja, el bisbe, las longanizas y las morcillas. En el apartado de las carnes, la de caza merece una mención especial. Al inicio de la temporada, la de liebre y de jabalí suelen servirse estofadas con verduras y setas. En los últimos años, otras carnes como la de cabrito —hecha al horno con picadillo de frutos secos— y la de potro están ganando popularidad a pasos agigantados.
En Andorra, las carnes a la brasa acostumbran a acompañarse de alioli de membrillo, una salsa hecha con esta fruta, aceite y ajo muy apreciada en la cocina de montaña, que también suele acompañar a los caracoles a la llauna, otra de las especialidades del país. Los que no sean grandes amantes de la carne disfrutarán de alternativas como la trucha a la andorrana, salteada con almendras y jamón, o el bacalao, delicioso si se gratina con alioli. Gran parte de esta propuesta gastronómica puede degustarse en las típicas bordas andorranas, antiguas construcciones de piedra donde se guardaba el ganado y el grano y que ahora albergan restaurantes. Actualmente son una veintena las que sirven los platos más representativos de la cocina andorrana.
Postres y vinos de altura
Los más golosos podrán disfrutar en Andorra de la coca masegada, una versión de la coca catalana; los orejones hechos con piel seca de melocotón hervidos con azúcar y vino, y el queso fresco brossat.
Un último apunte: en nuestro viaje por Andorra no podemos olvidar sus vinos, que se caracterizan por ser los que están elaborados a mayor altitud de toda Europa.