EGIPTO

AUTOR: Raquel Puente
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 343

Es uno de los países más impresionantes del mundo. Muchos visitantes llegan atraídos por sus pirámides, pero descubren también los colores, aromas y sabores de una gastronomía herencia de los faraones.

Con un millón de kilómetros cuadrados y situado en un extremo del norte de África, Egipto es un país mucho más extenso de lo que la mayoría imagina, quizás porque solo una pequeña parte del territorio, la que coincide con el valle y el delta del río Nilo, aproximadamente el 8 %, está habitada. El resto corresponde al desierto, con algunas de las zonas más áridas del planeta.

En ese 8 %, casi 90 millones de habitantes. En la capital, El Cairo, la ciudad más poblada del mundo árabe y de África, conviven unos 9 millones de personas, algo más que en Nueva York o Londres y casi seis veces más que la población de Barcelona. Mientras que en Luxor, a 700 kilómetros de El Cairo, en el valle del Nilo, se encuentra la mayor concentración de monumentos del planeta. Y a orillas del río, los antiguos egipcios sentaron las bases de una civilización y una cocina extraordinarias. Dominaban muchas técnicas y alimentos, que han dejado como legado: hace 5.000 años, por ejemplo, ya elaboraban vino, cerveza y aceite.

 

Cruce de gastronomías

En la gastronomía egipcia se fusionan la cocina mediterránea con la africana y la árabe. La diferencia, en muchos platos, la marcan las especias: el comino es quizás de las más utilizadas en Egipto, pero también la pimienta, el cardamomo, la nuez moscada, la cúrcuma, la canela o hierbas como la menta, el cilantro, el orégano, el laurel o el perejil.

Gracias al clima y la fertilidad del Nilo, en Egipto se encuentran cultivos típicamente mediterráneos: cereales, legumbres y vegetales, como calabacines, pimientos, berenjenas, limones, higos o cebollas; y otros subtropicales, como los dátiles, las chufas o la okra. Este último es uno de los vegetales preferidos de los egipcios y ya era muy popular en tiempos de Cleopatra.

El pan y las legumbres son básicos en la dieta de Egipto. En la actualidad aseguran que tienen 54 tipos de pan elaborados con trigo y cebada. Por lo que se refiere a las legumbres destacan recetas tradicionales, como el kushari o koshary (a base de arroz, lentejas, pasta y salsa de tomate con especias), que se considera uno de los platos nacionales, o el ful medames (puré de habas), que es el típico desayuno egipcio. Otro entrante muy popular es el baba ganug, una crema similar al hummus, pero con berenjenas asadas.

La cocina egipcia, además,  incluye muchos platos vegetarianos, como el mahshi (una mezcla de arroz, hierbas, salsa de tomate y especias, con la que se rellenan calabacines, hojas de col o de vid) o el molokhia, que se elabora con las hojas de la planta del mismo nombre, también conocida como espinaca egipcia, que es algo amarga y cuando hierve da como resultado una salsa espesa.

Por lo que se refiere a la carne, destaca la paloma egipcia, un ave muy apreciada, que se rellena con una mezcla de arroz y especias. Otro de los platos típicos es el fatta, a base de arroz, pan y carne.

Menos sofisticadas, pero igualmente ricas, son las albóndigas, kofta, que suelen ser de buey o cordero.

 

Postres exquisitos

Para acabar la comida, uno de los postres por excelencia es el konafah, una masa en hilo muy fina con mantequilla y rellena de frutos secos, que suele prepararse al horno, como un pastel. También son muy populares el baklava, baklawa o baclava, elaborado con finas láminas de masa que se rellenan con frutos secos, tahina, almíbar, canela y azúcar.