VIENA

AUTOR: Esther Escolán
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 348

En Navidad, la ciudad de Viena enamora a quien la visita. Sus calles se engalanan y se llenan de luces, se instala el abeto gigante frente al Palacio Schonbrunn y se inaugura el mercadillo navideño de la plaza del Ayuntamiento o Rathausplatz, el más famoso de Austria. Te invitamos a pasear por sus típicos mercadillos, con sus puestos llenos de regalitos, artesanía del país y dulces.

Amediados de noviembre, Viena se engalana para recibir la Navidad. Es en ese momento cuando se procede al alumbrado de las calles de la ciudad, se instala el abeto gigante frente al Palacio Schonbrunn y se inaugura el mercadillo navideño de la plaza del Ayuntamiento o Rathausplatz, que, con 150 puestos, es el más famoso de Austria. Las plazas Freyung, Am Hof, Karlsplatz y Spittelberg, así como las inmediaciones de la Maria-Theresien-Platz y del Palacio del Belvedere, albergan también sendos mercados navideños, en los que uno puede encontrar regalos y decoración navideña, artesanía, dulces y bebidas para entrar en calor. Ejemplos de estos últimos son la panadería navideña, las frutas confitadas, las castañas asadas, las galletitas Weihnachtsbaeckerei o el vino caliente con canela.

 

Para todos los gustos

Pero, además de dulces y licores, la gastronomía vienesa tiene entrantes como el Fritattensuppe, una sopa con trozos de crepe; el Grießnockerlsuppe, una sopa de albóndigas de harina de maíz; las patatas asadas; el chucrut o col ácida, o platos principales como el escalope a la vienesa, la carne de buey hervida y la trucha a la molinera. Todos estos platos tradicionales pueden degustarse en los famosos beisl vieneses o tabernas características del país, revestidas de madera con colores oscuros y presididas por una gran barra donde se enfría el vino y se guarda la cerveza en barriles.

Los postres merecen un punto y aparte, con ejemplos como los Palatschinken o crepes, los Kaisersch-marren o tortillas dulces, las manzanas asadas, el pastel de manzana o almendras, la tarta Sacher o la Linzer, una tarta cuya masa enrejada se rellena de mermelada de grosella, ciruela, frambuesa o albaricoque, y que harán las delicias de los más golosos. Estos también caerán rendidos al café vienés y al chocolate caliente que sirven en los muchos cafés que pueblan la capital austriaca.

 

Salchichas, cerveza y vino

Los amantes del street food también encontrarán en la ciudad de Viena quioscos, denominados Würstelsland, donde comer un frankfurter o un bratswurt. O mejor aún, una käsekrainer, que es una salchicha de carne de cerdo, ahumada y cocida, que dentro lleva queso. En estos puestos también puede adquirirse un zumo de frambuesa o una cerveza especial, como las de malta que se producen en la capital austriaca desde hace más de 150 años.

Viena es asimismo la única ciudad del mundo que cuenta con explotaciones vitícolas dentro de sus fronteras. Estas ocupan unas 700 hectáreas, en las que mayoritariamente se cultiva uva de vino blanco, como la gemischter sat o la grüner vetliner.

 

Epicentro cultural

Además de pasear por los mercadillos vieneses, comprar detallitos navideños y disfrutar con la gastronomía, la capital austriaca encierra lugares de obligada visita por su gran interés cultural. Es el caso del Palacio de Schönbrunn, la Biblioteca Nacional Austriaca, Ringstrasse, el Palacio Belvedere, Stadpark o la noria gigante de Prater.

Y para los melómanos, la ciudad acoge, cada 1 de enero, el tradicional Concierto de Año Nuevo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Viena. Y es que, si hay algo que también caracteriza a Viena, es haber sido el lugar de nacimiento de compositores de la talla de Strauss, Beethoven o Mozart, así como ser la cuna de un género tan afamado como la ópera.