PANELLETS, DULCE TRADICIÓN OTOÑAL

AUTOR: Montse Barrachina

Estos pastelitos de origen catalán se elaboran con una base de almendra, azúcar y huevo, a partir de la que se crean diferentes sabores, formas y texturas. ¡Están deliciosos!

Cuando se acerca la festividad de Todos los Santos, pastelerías, panaderías y supermercados se llenan de bandejas de panellets, uno de los dulces típicos del otoño en Catalunya. No suelen superar los 30 g por pieza y su masa está hecha con una receta a base de almendra cruda molida, azúcar y huevo, a la que se añaden diferentes coberturas. El panellet fue el primer producto elaborado en España que obtuvo el sello europeo ETG (Especialidad Tradicional Garantizada), dedicado a proteger los métodos de producción y las recetas tradicionales.

 

Variedades clásicas y novedosas

De cada cuarenta panellets que se venden, treinta son de piñones, la variedad más clásica y demandada, según datos del Gremio de Pastelería de Barcelona. Pero se pueden elaborar de diferentes sabores e ingredientes al gusto: almendra, avellana, coco, café, castaña, fresa… La creatividad no tiene fin para los fabricantes y cada año surgen opciones más sugerentes y rompedoras que abarcan nuevas texturas y formatos.

La costumbre en Catalunya marca acompañar estos pastelitos con castañas y boniatos la noche del 31 de octubre, en la fiesta de la Castañada, y el 1 de noviembre. Por consiguiente, este producto es muy estacional y las ventas apenas se extienden más allá de dos o tres semanas alrededor de estas fechas.

 

Antigua ofrenda

Parece que el origen de los panellets está vinculado a antiguos cultos funerarios en los que se llevaban pequeños panecillos como ofrenda a las iglesias o a las tumbas de los difuntos. En el siglo XVIII los payeses empezaron a elaborar este postre litúrgico en sus masías a partir de los frutos secos recolectados durante el otoño y los consumían una vez bendecidos en las iglesias. Su popularidad creció a partir de 1796 cuando estos pastelitos empezaron a rifarse en las ferias populares de Barcelona. Con la proliferación de las pastelerías, a principios del siglo XIX, la comercialización de los panellets se extendió no solo por todo el territorio catalán, sino también por Aragón, Valencia, Baleares y Andorra, donde hoy día aún pervive este manjar.