AFRONTAR EL VERANO SIN COMPLEJOS

AUTOR: Neus Nuño (Menja Sa)
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 338

La inquietud por mostrar el cuerpo y el cambio de hábitos alimentarios son dos de los problemas habituales.

Neus Nuño
Psicóloga de salud de Menja Sa
www.menjasa.es
 

El verano invita a la calma, a la relajación y al cuidado de uno mismo. También es una época en la que solemos viajar más, cambiar nuestras rutinas y movernos de nuestro entorno habitual. Todas estas características hacen del período estival una época muy esperada para muchos, pero también, justamente por esas mismas características, temida para otros.

Durante este período del año nos solemos encontrar con dos consultas muy frecuentes y que a menudo se entrelazan. Una es la excesiva preocupación por nuestro cuerpo. Al estar más expuestos físicamente tanto a nosotros mismos como a los demás, salen a relucir nuestros complejos y preocupaciones en torno a nuestra silueta. No es que durante el invierno no existan los complejos, sino que es en verano cuando se nos hacen más evidentes y no es tan sencillo ocultarlos.

La mejor recomendación es que no evitemos exponer nuestro cuerpo. Si lo hacemos, lo que conseguiremos será sentirnos cada vez más inseguros y aumentar nuestros complejos. La exposición gradual a nuestro cuerpo y el trabajo de aceptación serán primordiales para conseguir que no sea un impedimento para disfrutar del verano. 

Otra cuestión que suele preocupar en estas fechas está relacionada con la alimentación, ya que en verano muchas personas cambian sus horarios y su entorno y se sienten inseguras a la hora de organizar sus comidas. Además, solemos tener la percepción de que estamos más expuestos a alimentos que consideramos no saludables, ya que solemos salir más a comer fuera. Todo eso, sumado a la preocupación por el cuerpo, puede hacer que comamos con miedo al descontrol o que intentemos restringir las cantidades de alimento. 

Si procuramos tener la despensa llena de alimentos saludables, nos será mucho más fácil poder improvisar comidas sin necesidad de recurrir siempre a platos preparados. No saltarnos ninguna comida e intentar que cada comida principal contenga todos los grupos de alimentos también nos asegurará una alimentación variada y unas cantidades adecuadas. Es necesario que seamos flexibles y nos adaptemos a ese nuevo ritmo, permitiéndonos salir de nuestras normas sin sentirnos culpables y ser capaces de disfrutar de los alimentos.