CASTAÑAS

AUTOR: Revista Sabor

En otoño, las castañas llegan de nuevo a nuestra mesa para deleitarnos con su sabor. Estos frutos secos necesitan climas templados y húmedos en los que crecer espontáneamente, así que los bosques de nuestra geografía son ideales. Existen hasta cuatro variedades de castañas que varían según su latitud y la europea es la que consumimos habitualmente.

Compra: Las podemos encontrar en el mercado desde principios del otoño hasta finales del invierno. Al comprarlas, conviene tener en cuenta el estado de la piel, que siempre debe presentar un aspecto brillante.

Conservación: Una vez en casa, conviene guardarlas en un lugar fresco y seco, nunca en bolsas de plástico, ya que tienden a enmohecerse fácilmente.

En la cocina: Aunque normalmente se comen asadas o cocidas —siempre con un pequeño corte en la piel para que no exploten—, también se pueden consumir en forma de crema o como ingrediente en postres como pasteles, cremas o compotas.

Propiedades nutricionales: Con un aporte energético moderado e inferior al de los demás frutos secos, la castaña destaca por tener una cantidad de grasa similar a la de los cereales (alrededor del 3 %) y un alto contenido en agua y nutrientes reguladores, como el potasio y los folatos. Por el contrario, contiene un mayor nivel de hidratos de carbono, por lo que conviene moderar su consumo en caso de padecer diabetes o sobrepeso.