Aunque el besugo es un pescado que se encuentra y se come durante todo el año, su consumo aumenta en nuestro país de forma importante durante la época de Navidad, concretamente en la cena de Nochebuena. Cada región española tiene una forma particular de cocinarlo, pero la receta tradicional por excelencia es el besugo al horno. Es un plato saludable y muy ligero, ideal para aquellas personas que se preocupan por no hacer excesos en las abundantes comidas navideñas. No hay que olvidar que tiene la mitad de calorías que una ración de pavo relleno.

Compra: Para saber si el pescado es fresco hay que fijarse en que los ojos estén brillantes y abombados, en que sus branquias sean de color rojo y en que su piel sea firme y escurridiza, con las escamas bien pegadas. En cuanto al olor, este debe ser agradable, como a mar.

Conservación: Una vez comprado, para congelar el besugo es muy importante que esté completamente limpio de vísceras. Lávalo bajo el chorro de agua del grifo, sécalo por dentro y por fuera con papel absorbente y colócalo dentro de una bolsa especial para congelación o envuélvelo bien en papel film.

En la cocina: El besugo se puede cocinar de muchas maneras, pero las elaboraciones más sencillas son las que conservan y nos dejan disfrutar mejor de su sabor. Generalmente, se prepara asado al horno, a la plancha, a la parrilla, a la sal... De cualquiera de estas maneras mantendremos sus nutrientes y su textura característica.

De todas maneras, para que esté realmente exquisito es importante no pasarse en el tiempo de cocción, pues puede quedar reseco. Algunos de los indicadores para saber si el besugo está perfectamente cocinado son la textura y el color de su carne, que pasa de translúcida a blanca. Además, la carne que se encuentra alrededor de la espina no solo cambia de color, sino que se debe separar con facilidad con un cuchillo pequeño.

Los condimentos que combinan con el besugo son el aceite de oliva, la sal y el limón. Todos ellos aportan un toque mediterráneo a la elaboración del plato y le dan un sabor extraordinario.

Propiedades nutritivas: Rico en minerales como el hierro, el yodo, el fósforo, el sodio, el magnesio y el flúor, el besugo ayuda al organismo a regular la hemoglobina, a equilibrar los niveles de agua, a fortalecer los huesos y los dientes y, además, le aporta energía. También le proporciona una gran cantidad de proteínas, vitaminas B —concretamente B12, B3 y B6— y, a diferencia de otros pescados blancos, vitamina A. Todas estas son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo y entre sus funciones están intervenir en el crecimiento y la división celular; producir numerosas hormonas, enzimas y proteínas importantes para el organismo; mantener en condiciones óptimas el sistema nervioso; cuidar la salud mental; fortalecer el sistema inmunológico, y una larga lista de beneficios. Además, sus ácidos grasos omega 3 son excelentes protectores del corazón y las arterias.