DEVUELVE EL FRESCOR A TUS LECHUGAS

AUTOR: Toni Monné
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 337

Al comprar una lechuga siempre tenemos la sensación de que debemos consumirla rápido. Si no, corremos el riesgo de que sus hojas se marchiten. A no ser que sigamos consejos básicos como lavarla bajo el chorro del grifo hoja por hoja, secarla bien con una centrifugadora o con papel de cocina y guardarla en los cajones de la nevera, donde se conserva de tres a cinco días.

 

Te damos la solución para que tus lechugas vuelvan a estar crujientes:

1. Rellena un bol con agua y cubitos de hielo.

2. Sumerge la lechuga romana entera o las hojas que desees en el bol y déjalas 4-5 minutos.

3. Sécalas con un paño limpio y utilízalas o envuélvelas en papel de cocina ligeramente humedecido para guardarlas de nuevo en la nevera.