PIEL Y SOL: UNA RELACIÓN PELIGROSA PERO POSIBLE

AUTOR: Miquel Ribera Pibernat
PUBLICADO EN LA REVISTA SABOR Nº 318

Una quemadura solar se cura en pocos días, pero el daño perdura y pasa factura al cabo de los años.

Con la llegada del verano pasaremos más tiempo al aire libre expuestos al sol, y muchas veces se nos olvidan o no queremos recordar las recomendaciones que tenemos que seguir para evitar los efectos perjudiciales del sol sobre nuestra  piel.  La piel perdona las agresiones que sufre pero no las olvida: una quemadura solar se cura en pocos días, pero el daño que la radiación ultravioleta produce en las células perdura y al cabo de los años pasa factura en forma de fotoenvejecimiento (arrugas, manchas, flacidez...) y cáncer de piel. Pero como estos efectos secundarios sucederán al cabo de los años, cuando la piel haya acumulado muchas horas de sol, tendemos a olvidarlo. 

Piense que cuando toma el sol de forma involuntaria o voluntariamente, para ponerse moreno, está corriendo un riesgo y jugando con la salud de su piel. Nuestra piel no se pone morena para que estemos guapos, se pone morena para intentar protegerse de los efectos perjudiciales de la radiación ultravioleta que proviene del sol o de cualquier fuente artificial  (cabinas de bronceado) y no existe forma alguna de conseguir estar moreno sin correr los riesgos comentados.  Además, el bronceado que se consigue no es suficiente para protegernos de los efectos perjudiciales de la radiación ultravioleta, por este motivo tenemos que tomar precauciones y seguir unos sencillos consejos que los dermatólogos no nos cansamos de repetir:  Evite el sol entre las 11 y las 16 horas, busque las sombras y protéjase con ropa, gorros y sombrillas. Complete la protección solar con filtros solares que filtren tanto los rayos ultravioletas UVA como los UVB, y que tengan un factor de protección superior a 20. Es conveniente que los filtros sean resistentes al agua. Aplíqueselos media hora antes de exponerse al sol y reaplíqueselos cada tres o cuatro horas, sobre todo si se baña a menudo o suda mucho.  

No olvide la protección en los días nublados, la radiación solar que llega a la piel es casi igual que en un día despejado, y sobre todo extreme la protección en la montaña, ya que la radiación solar es más intensa cuanto mayor es la altura. No use perfumes, ni colonias, ni cosméticos cuando se exponga al sol. Si además de tomar el sol se baña en el mar y sobre todo en la piscina, debe tomar una ducha después para eliminar la sal y el cloro, e hidratarse bien la piel.  Un último consejo, si quiere tener un buen color de piel sin riesgos, coma frutas y verduras ricas en carotenos y use cremas autobronceadoras, pero no se pase con el sol.

Miquel Ribera Pibernat 

Dermatólogo del Hospital Universitario de Sabadell – Corporació Parc Taulí. Vicepresidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología